In-comunicando (II)

Al fin y al cabo siempre juzgué a las personas por cómo escriben: si tienen faltas de ortografía, si usan las palabras adecuadas, si saben utilizar los puntos, las comas y bla, bla, bla. Toda mi vida me fije en eso: no quiero sonar “exquisito”, pero en el chat, cuando un desconocido me escribía cosas como: “ola qe ases?”, obtenía su pase gratuito a mi lista de ignorados.

Sigo siendo así, pero en menor medida: conocí muchísima gente buena, a la que quiero mucho, que escribe con muchas faltas de ortografía. En aquel momento una buena escritura era condición excluyente para hablar conmigo, de lo contrario, podían cerrar la ventana y comunicarse con otra persona…